En noviembre se publicó un «estudio» sin ningún rigor científico ni base, pero que sirve muy bien para que una panda de aprovechadas se ganen la vida sin hacer nada provechoso.

En este caso alertaban de los peligros de las redes sociales y cómo las chicas sufren en silencio el acoso silencioso que supone controlar la última conexión efectuada, el estado que ponen en las redes o las fotos en que se las etiqueta o que les gustan.

Es cierto, es una forma de acoso. El único problema es que la sinvergüenza que se lo contaba a Francino decía que «afortunadamente, las mujeres hemos superado estos comportamientos.»

Pausa para que se levanten del suelo y se recuperen del ataque de risa. Que lo dijo sin reparo y sin que Francino le pidiera que no dijera estupideces en su programa.

Digo sinvergüenza porque ella sabe que miente y sólo está manipulando a un imbécil concreto (Francino) y algunos indeterminados (los idiotas que se creen estas tonterías) para ganarse la vida sin hacer nada provechoso.

Bola Extra: entrevistan a una chica que ha sufrido este tipo de acoso y cuenta las señales de alarma, que controlen:

– la ropa que llevas puesta

– las relaciones que tienes con tus amigos o amigas

– con quien te relacionas a través del teléfono

Mi exmujer cumplía todos los criterios anteriores y alguno más propio. Me llamaba a todas horas y comenzaba con «¿dónde estás?», si me retrasaba veinte minutos de la hora habitual de llegada ahí estaba la llamada.

Me compraba ropa aún habiendole dicho que no me gustaba el estilo de la que elegía. Doce corbatas espantosas en el plazo de diez días después de haberle pedido que no lo hiciera. Cuatro pantalones «pirata» cuando jamás había llevado algo tan hortera….

Vinieron dos amigas a casa a tomar algo y unos días después las acusó veladamente de haberle robado dos piezas de plata que no encontraba. Obviamente, las piezas aparecieron después, si es que alguna vez se habían perdido.

Y hora diganme que no conocen a ninguna mujer que lea los mensajes del móvil de su pareja. Sin reirse, por favor. Que esta «esperta» decía que las mujeres habían superado esos comprotamientos.

Y Francino se lo aceptaba sin mandarla a la mierda por imbécil.